Cuidar el medio ambiente está en tu mano, aunque creas que no es suficiente

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El mensaje de la necesidad de cuidar el medio ambiente cada vez cala más hondo en la población. Vemos habitualmente cómo se está produciendo el auge de tendencias como portar siempre encima una botella reutilizable, ir a comprar con tuppers para reducir el uso de plástico, cepillos de dientes elaborados con bambú o incluso la reducción en el consumo de determinados productos alimenticios o textiles. También ha aumentado la conciencia sobre mantener limpios los bosques, cuidar nuestros mares o utilizar el transporte público con el objetivo de no seguir sobrecargando nuestro planeta.

Y todas estas medidas están traspasando el ámbito personal y se están instalando cada vez más a nivel empresarial. Es decir, se están haciendo conscientes de su impacto en el medio ambiente, de las prácticas que llevan a cabo usualmente y que contribuyen a aumentar la contaminación y del efecto que producen en el cambio climático. Así las cosas, muchas empresas han comprendido que con un solo gesto ahorran ellas, pero también dan al planeta años de vida. Por ejemplo, muchas oficinas quedan con la luz encendida incluso cuando el último trabajador ha abandonado su puesto de trabajo. Con tan solo apagar una luz o buscar la forma de reducir el gasto energético en la fabricación de un producto tiene un gran impacto en la naturaleza y en el medio ambiente.

Otro aspecto a destacar que contribuye enormemente al desperdicio de recursos es el relacionado con el uso del agua. Por eso, muchas empresas están optando por incentivar a los trabajadores que cierren el grifo al acabar de utilizarlo. Industrias como la alimentaria también están realizando numerosos esfuerzos en disminuir las emisiones de CO2, ya que de esta forma se reduce el calentamiento global y los gases de efecto invernadero. Otra cuestión a tener en cuenta es la relacionada con la gestión de residuos: son altamente contaminantes y una forma de evitarlo es reutilizar los elementos eléctricos en los procesos de fabricación.

Como hemos mencionado anteriormente, la aplicación que cada vez más se está llevando a cabo para cuidar el medio ambiente es el de la investigación con el fin de obtener nuevas normas, nuevas formas de trabajar y nuevas formas de trabajar mucho más limpias y, a la vez, igual de eficientes. Como explican los profesionales de Tecoi, la forma de garantizar la calidad se basa en la implantación y la evolución de todos y cada uno de los procesos productivos, así como la mejora continua de los productos existentes.

Nuestra salud, comprometida por la contaminación

Cuidar el medio ambiente es sumamente importante por muchas cuestiones, ya que nuestro bienestar depende de la propia salud de la naturaleza. Un ejemplo de ello es la reducción en la fertilidad que sufrimos tanto hombres como mujeres cuando nos encontramos expuestos a patógenos y contaminantes y que afecta de forma irreversible a nuestra salud y a nuestra condición física y mental. En el día a día todos y cada uno de nosotros estamos expuestos a partículas de gasoil, carbón o gasolina que son imperceptibles, pero que a la larga se van acumulando en nuestro organismo. Es por ello por lo que, en las zonas donde la tasa de polución ambiental es mayor, se produce un mayor número de infertilidad y abortos. 

Además, la contaminación produce otra gran cantidad de problemas físicos, como cáncer, insuficiencias cardíacas, ictus isquémicos, problemas en la piel, alergias cutáneas y oculares, nuestro sistema inmunológico se debilita siendo más proclive a sufrir resfriados y constipaciones, un aumento considerable de linfomas…

Pero los efectos de la contaminación no son solo físicos, sino que nuestra inteligencia también se vería perjudicada, de acuerdo a numerosos estudios. Por ejemplo, las personas mayores que han permanecido mucho tiempo expuestas a algún agente contaminante han presentado una reducción de su capacidad cognitiva. Esto se explica porque la contaminación daña al cerebro y no solo al de los humanos, sino que los animales también se verían afectados por esto. Así, los gases y las partículas que produce el tráfico estarían estrechamente ligada con la demencia, el deficiente desarrollo cerebral de los niños que viven en zonas contaminadas y a comportamientos delictivos en adolescentes.

Evitar que el planeta se destruya a manos forzadas está en nuestras manos y, si dejar de ver los paisajes verdes o los lagos con un gran caudal no es motivo suficiente, cabría considerar comenzar a hacernos más conscientes de los efectos que la contaminación tiene en nuestra salud y en el bienestar de nuestros seres queridos y nuestras mascotas.

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