Los barceloneses se trasladan a vivir al cinturón industrial.

Barcelona ciudad

El acceso a la vivienda es un problema en toda España. En Barcelona, en concreto, es una preocupación acuciante. La dificultad para acceder a un piso en alquiler o compra en la capital catalana está haciendo que muchos de sus habitantes decidan trasladarse a otras ciudades de la provincia.

Abandonar Barcelona para alguien que ha vivido allí toda su vida no es una decisión sencilla. Generalmente, tiene allí el trabajo y su ámbito de relaciones sociales. Sin embargo, el precio que han alcanzado los alquileres en la ciudad, unido a las condiciones draconianas para entrar en el inmueble, obliga a muchas personas a alejarse de la metrópoli.

Nuria, que es enfermera y decidió alquilar una vivienda más grande cuando se fue a vivir con su pareja, nos cuenta que empezó a buscar piso fuera de la ciudad. “A medida que te vas alejando de Barcelona encuentras pisos más económicos y con mejores condiciones de entrada.” Al final, Nuria se trasladó a Sant Vicent de Castell, un municipio de 10.000 habitantes, al lado de Manresa, a 60 kilómetros de Barcelona. “Tienes que coger el coche todos los días para ir a trabajar,” – nos dice – “pero al menos no estás tan agobiada económicamente. El piso en el que vivo ahora, por sus dimensiones, en Barcelona hubiera sido imposible.”

Marco Sevilla, un joven de unos 30 años, decidió alejarse menos de la ciudad condal. Al final alquiló un piso en Badalona por intermediación de VIP House, una agencia inmobiliaria especializada en venta y alquiler en la zona del Besós, con más de 25 años de experiencia. “La clave” – nos cuenta Marco – “está en encontrar el piso adecuado. Tanto por las características como por el precio. Esto es algo de lo que te debes preocupar tú, pero también la inmobiliaria. Si es que aspira a que tú seas su cliente.”

Veamos más detenidamente porque en Barcelona es tan complicado encontrar piso y porque la gente decide irse a vivir fuera.

La odisea de alquilar piso en Barcelona.

Según un estudio publicado por el portal inmobiliario “Idealista”, Barcelona es la ciudad de España donde más esfuerzo económico requiere alquilar una vivienda.

El estudio partió de un baremo preestablecido: la suma de 2,4 sueldos medios, al cual se le aplicó el 30%. Por regla general, cuando una familia o una pareja van a alquilar un piso, los dos trabajan. Se supone, que el precio de la vivienda no debería representar más del 30% de los ingresos familiares. Para un piso de dos habitaciones, el alquiler no debería suponer más de 1.000 € al mes. El precio medio de los alquileres en Barcelona está en 1400 €.

Partiendo de este baremo, solo el 24% de los pisos que se ofertan en Barcelona tienen un precio razonable. Siendo generosos en la apreciación y desde el cálculo previo del que arranca Idealista, alquilar un piso en Barcelona ocupa el 39% de los ingresos familiares.

Esto es algo que contrasta con otras ciudades de España, que tan poco es que sean precisamente económicas. En Palma de Mallorca, el alquiler absorbe el 35% de los ingresos de la familia, en Málaga el 33% y en Madrid el 31%.

A esto hay que sumar las condiciones de acceso al alquiler. Además de los tres meses por adelantado que se han de pagar para alquilar un piso, en Barcelona cada vez más propietarios exigen requisitos adicionales.

Ya es cultura que para que te entreguen las llaves de un piso en alquiler debes pagar el mes de fianza, el mes de la agencia y el mes entrante por adelantado. En Barcelona la cifra puede superar tranquilamente los 4.500 €. A esto, en muchos casos, los propietarios exigen un aval bancario, un avalista externo o hacen un estudio de solvencia. Es decir, investigan si el aspirante tiene deudas de algún tipo o si está inscrito en algún registro de morosidad tipo el A.S.N.E.F. Ya no basta con presentar las dos últimas nóminas y demostrar que tienes un contrato de trabajo indefinido.

Uno puede pensar que estas medidas se toman para proteger los derechos del propietario ante posibles impagos. En el caso de Barcelona no estamos hablando de propietarios vulnerables. Según datos del Observatori de l´Habitage (O-H.B.) dependiente del Ayuntamiento de Barcelona, el 51,4% de los arrendadores de la ciudad tienen 3 o más viviendas en propiedad. Un 37% del total son grandes propietarios, son dueños de 10 o más viviendas en la capital catalana. Estamos, por tanto, ante un sector donde cunde la especulación, como en otras épocas sucedió con la venta de inmuebles.

Los barceloneses se trasladan a otras ciudades.

Un artículo del periódico elnacional.cat señala las 5 ciudades de la provincia de Barcelona donde más demanda de alquiler hay. Estas son Santa Coloma de Gramenet, Cornellà del Llobregat, Montcada i Reixac, Hospitalet del Llobregat y Badalona.

Esto, lo que significa es que hay más demanda con relación a la oferta. Es decir, los ciudadanos directamente se ponen a buscar piso en las ciudades del área metropolitana, en lugar de hacerlo en los barrios de la capital. Estas 5 ciudades mencionadas se hallan perfectamente comunicadas con el centro de Barcelona por metro y/o cercanías.

La presión de la demanda genera mejores condiciones económicas para los inquilinos. Así, por ejemplo, si el precio por alquiler del metro cuadrado en Barcelona se sitúa en 19,4 €, en Santa Coloma es de 12,3 €, en Badalona 12,6 y en Montcada i Reixac del 10,8.

Otras ciudades un poco más alejadas de la capital, pero a la que se puede acceder sin problemas con autobuses regulares o trenes de cercanías son Barberá del Valles, donde el precio del metro cuadrado en alquiler es de 10,1; o Sant Boi y Viladecans donde cuesta 11,3. Esto hace que muchas familias y parejas se planteen seriamente trasladarse a estas ciudades.

Regresando al estudio del portal inmobiliario “Idealista”, del que hemos hablado en el apartado anterior, si solo el 24% de los pisos en alquiler de dos o más habitaciones en Barcelona tienen un precio igual o inferior a 1.000 € al mes, en Santa Coloma son el 96%, en Barberá el 94%, en Cornellá el 84%, en Motcada i Reixac el 82%, en L´Hospitalet el 73%, en Viladecans el 65%, y en Badalona y Sant Feliu del Llobregat el 63%.

Si quieres alejarte más de la capital puedes encontrar precios aún más económicos, como por ejemplo en Terrassa, donde el precio medio de los pisos en alquiler está en 850 € al mes o municipios como la Llagosta, Montmeló o Mollet del Vallés, donde el alquiler de un piso te puede salir hasta un 50% más barato que en Barcelona capital.

La compra de pisos en Barcelona es de otra época.

Un artículo publicado en el Periódico de Cataluña subraya que el 40% de la población de Barcelona vive en pisos de alquiler. De los 754.326 pisos y casas que constituyen el parque de viviendas de Barcelona, 290.416 son de alquiler habitual; es decir, no son ni alquiler turístico ni de temporada. Esto representa el 38,5% del total de viviendas de la ciudad.

Se calcula que en torno a 720.000 personas viven de alquiler en la ciudad condal, casi el 40% de su población. Es la ciudad de España donde más inquilinos de alquiler viven. Un porcentaje parecido al que tienen otras ciudades europeas como París o Berlín.

Esta inclinación al alquiler se produce en especial en los últimos 10 años. El Observatori de l´Habitage indica que el 2001 solo el 28,5% de las viviendas de Barcelona se alquilaban, frente al 38,5% de la actualidad.

A principios del siglo XXI las parejas jóvenes tendían a comprar piso. Era la época del boom inmobiliario, la temporada en la que el gobierno de la nación decía aquello de “España va bien”. Una época de bonanza aparente en la que los bancos no ponían reparos para conceder créditos inmobiliarios.

La crisis del 2008, que en nuestro país alcanza su punto álgido en el 2012, frena en seco la venta de viviendas. En ello influye la crisis económica, el hecho de que los bancos cierren completamente el grifo del crédito y que la oferta de vivienda en venta se desplome. Es la época en la que muchas familias que pasan por momentos económicos críticos ven como los bancos les desahucian y les expulsan de sus casas en propiedad por no poder hacer frente al pago mensual de la hipoteca. En aquel momento no queda otra solución para encontrar un nuevo alojamiento que recurrir al alquiler.

No son pocos los esfuerzos que se han hecho por intentar reflotar el mercado de la venta de viviendas. Como la de potenciar la venta de pisos de segunda mano. Sin embargo, la gente sigue prefiriendo el alquiler. Puede ser por una cierta inseguridad laboral, porque los jóvenes se independizan cada vez más tarde o porque la gente tiene miedo a pasar por momentos traumáticos como los desahucios.

El caso es que esta preferencia por el alquiler se aprecia especialmente en ciudades grandes como Barcelona.

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