El arte va cambiando con el paso del tiempo en cada una de sus facetas. Lo podemos comprobar en la arquitectura, que ha tenido siglos de dominio de un estilo en concreto y que, en los siglos siguientes, ha visto cómo un concepto diferente se ha erigido entre los diferentes arquitectos. Hemos visto cambios también en la pintura, en la literatura, ¡en la música! Hay que comprender que el arte no es una ciencia estanca y que va variando en función de los avances que también se van produciendo en la sociedad. Así ha sido y así seguirá siendo.
El tipo de arte que os traemos hoy en este artículo es una buena muestra de una de las evoluciones que ha venido generándose en el mundo de la pintura durante las últimas décadas. Hablamos del grafiti, de uno de los elementos más icónicos de las ciudades de la actualidad y algo que significa mucho más que un modelo de pintura. El grafiti, pasa la gente que se dedica a él, es un modo de vida, una manera de disfrutar del día a día y mostrar todo lo que queremos expresar. Y ese modo de vida ha venido… para quedarse.
El portal web Top Cultural habló, en una de sus noticias, del grafiti como tendencia actual en el arte urbano. Se destaca a lo largo de todo ese texto que el grafiti muestra el inconformismo de la persona que lo ha pintado, algo que también se experimenta con otros tipos de arte pero que ha sido especialmente visible con un grafiti que, como hemos comentado con anterioridad, cada vez cuenta con más espacio (y un espacio más céntrico) en las grandes ciudades y pueblos de la geografía española y europea. Rara es la urbe que no cuenta con, al menos, unos pocos de ellos.
El grafiti lleva formando parte de nuestras vidas desde hace varias décadas. Hubo muchas personas que, en su día, pensaron y dijeron que una moda como esa no iba a durar demasiado. Está claro que se equivocaban, pero debemos hacer el esfuerzo de pensar por qué una moda como esta se está manteniendo tanto tiempo entre nosotros. Una de las respuestas las ofrece la revista AD, que en su página web aseguraba que buena parte de la culpa de ello se debe a las redes sociales. Ellas han sido las que han permitido que se extienda de una manera interesante todo lo relacionado con el grafiti y que las diversas obras ya no solo las podamos ver in situ, sino también desde nuestro teléfono móvil. Especialmente claves han sido dos redes sociales: TikTok e Instagram.
El arte urbano sigue constituyendo un elemento cultural de primer orden y el grafiti es quien mejor lo representa sin ningún género de dudas. Los grafiteros son conscientes de que tienen más posibilidades de promoción que nunca gracias a sus redes sociales y tratan de aprovechar todas las ventajas que se derivan de ellas para dar a conocer sus trabajos. En Artespray han constatado un crecimiento en la venta de sprays que ha ido ligado al aumento de usuarios en redes como TikTok e Instagram. Y es que la relación entre las dos variables tiene más sentido que nunca.
Un futuro prometedor
Creemos que, de ahora en adelante, no hay motivos para pensar que la relevancia cultural que tiene el grafiti se pueda ver amenazada. Una de las razones por las cuales pensamos así es el hecho de que existen más concursos relativos al arte urbano que nunca. Y también más exposiciones y lugares en los que se exhiben trabajos de este tipo. Eso siempre será sinónimo de que funciona perfectamente este tipo de arte y que cuenta con una popularidad que está fuera de toda duda.
Hay otro factor que consideramos que tenemos a favor y es que la media de edad de la gente que hace grafitis o que está interesada en ellos es bastante baja. Se trata de una cuestión meramente juvenil, así que el impacto que tiene en redes sociales y el futuro que le espera a este modelo de arte urbano es prometedor. Aunque solo el tiempo puede refrendar lo que decimos, estamos bastante seguros de que la relevancia del grafiti solo puede aumentar.
Hay que disfrutar de un modelo de arte como del que hemos hablado. Detrás de cada grafiti hay una historia, una experiencia que merece ser contada. Y precisamente eso le adquiere un valor todavía más grande a un modelo de arte como al que le hemos dedicado este artículo. Ojalá que sean cada vez más las personas que disfruten de ello, porque la verdad es que merece mucho la pena y es realmente un valor cultural incalculable para nosotros y nosotras como sociedad.
